domingo, 21 de marzo de 2021



 

          


                   Azul se me murió la madrugada

            mientras buscaba en la ciudad oscura

            que el brillo de una estrella iluminara

            la ruta que perdí.

                                    No había un punto de luz,

            la irrealidad del sueño me cegaba;

            un negro laberinto me ofrecía

            callejuelas estrechas, retorcidas,

            plagadas de fantasmas que intentaban

            devorarme los ojos, y reían

            frente a mi desconcierto sin salida.

            El miedo convirtió mi voz en grito

            que desgarró la piel del universo,

            y se clavó en los poros de mi entraña

            como una puñalada que quisiera

            morderme la raíz del sentimiento.

 

            El cielo se calmó, del fondo del abismo

            surgió como una tenue pincelada,

            un débil resplandor rompió el espacio...

 

            Y me senté a esperar que amaneciera.

 

                                                         F.D.F. 

(Publicado en El Vuelo de la Palabra - 2012. Ayto.de Badajoz)

3 comentarios:

  1. Amiga, yo también he sentido interminables noches de gritos ahogados y manos llenas de nada... seguramente hemos compartido a solas las luces del amanecer.
    Un fuerte abrazo y una alegre felicitación en este día del libro.

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  2. Bien venida a mi blog, y gracias por seguirme; saber que estás ahí estimula y da impulso para seguir.
    Un beso.

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