domingo, 28 de febrero de 2021

                                                                                             Foto: R.D.L.
 

Como la jara...

he puesto a funcionar el corazón de nuevo,

disperso tanto tiempo.

Como la jara...

dejaré que la savia me fecunde,

que se ablanden agujas que punzaban

el fondo del cerebro

como agudas carcomas que vivieran

destruyendo mis sienes con veneno

de feroces recuerdos.

Como la jara...

que se extiende a lo largo del camino

te voy a regalar en cada verso

el aroma sencillo de la tierra...

Y, al igual que la jara,

te ofreceré una flor hermosa, blanca, frágil,

humilde en apariencia,

pero con un rojo pasión por dentro

que me estalla en las venas cuando hierven

mi sangre y mis entrañas

repletas de calor y sentimiento.

Como la jara...

voy a poblar los montes que han quedado

vacíos por su olvido y su silencio;

para que, junto al color negro que me habita,

se tiña mi desierto

con feraz andadura blanca y verde,

lo mismo que la jara...

No cabe el desaliento,

tengo raíz de tierra, el alma agreste,

impregnado en la piel llevo el aroma

del aire natural

que acaricia los ojos, los sentidos,

y expande generoso el respirar

si vislumbra el camino

hacia la libertad.

Como la jara...

                                                                                 F.D.F. (De Como la jara)